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LOS MICROPLÁSTICOS

¿Quién no ha tenido contacto con objetos de plástico? Si ha comprado agua fuera de casa para beber, habrá notado que la mayoría viene en botellas de plástico; al igual que los vasos desechables donde ha disfrutado muchas de sus bebidas calientes favoritas, incluso muchos productos cosméticos contienen entre sus ingredientes… Sí, eso precisamente, plástico.

Desde el año 1950 se han producido cerca de 8.300 millones de toneladas métricas de plástico. ¿Alguna vez se ha preguntado a dónde va a  parar la mayoría de ellos? Para nuestra decepción sólo  el 9% de los residuos plásticos se recicla, por lo que el resto que representa la gran mayoría, terminan en vertederos y el medio ambiente en general, contaminando los diferentes espacios. 

Una degradación peligrosa

Con el paso de los años estos desechos plásticos terminan reducidos en microplásticos, unas diminutas partículas de aproximadamente unos 0,5 centímetros. Su presencia en los mares y océanos suele ser bastante nociva, ya que de ellas terminan alimentándose los diferentes tipos de vida marina. Sobre este particular la FAO alertaba de la presencia de microplásticos en más de 800 especies marinas, entre peces, moluscos y crustáceos. 

Esta situación por ende hace propicia que el hombre termine convertido en un consumidor indirecto de microplástico a través de la cadena alimenticia. En el año 2017 la ONU informaba sobre la presencia de 51.000 millones de partículas de microplástico en el mar.

 Al respecto, estudios realizados por investigadores de la Universidad de John Hopkins, lograron determinar que un europeo que tenga por costumbre una ingesta regular de mariscos, anualmente habrá consumido 11.000 microplásticos. Ahora bien, la presencia de microplástico también se ha logrado identificar en el agua del grifo.

Aunque aún no se ha logrado establecer los efectos del consumo de microplásticos en la salud humana, se sabe que entre sus componentes se encuentran ciertos aditivos y sustancias que pueden resultar tóxicos y perjudiciales. Por otro lado, las partículas también entrañan el riesgo de terminar colándose en el torrente sanguíneo afectando órganos como el hígado, por ejemplo. 

Qué esfuerzos se han puesto en práctica para combatir los microplásticos

Los esfuerzos de muchos países han sido notables para reducir la producción de materiales de plástico no biodegradable. Al respecto podemos mencionar como desde EE.UU.  Nueva Zelanda y Canadá se han aplicado prohibiciones  para la producción de productos cosméticos que contengan microesferas exfoliantes con fines estéticos.

Esto debido a algunos cálculos que se han realizado y que han permitido determinar que en tan sólo una ducha, al utilizarse este tipo de productos, van a parar al desagüe más de 100.000 microesferas que con seguridad terminarán contaminando el océano.

Un acuerdo provisional de la Unión Europea, por su parte, apuesta por la prohibición  de los plásticos de un solo uso para 2021, entre los que se incluyen: cubiertos, platos, vasos y pajillas de plástico, entre otros.  Mientras en Kenia desde el 2017 ha quedado prohibida la producción, comercialización o importación de las bolsas de plástico.

Claramente la idea es reducir al máximo la producción de artículos de plásticos por opciones más saludables para el medio ambiente. Una tarea que debería sumar cada vez más personas con un gran compromiso y amor hacia el planeta.