Quizás lleves toda la vida escuchándolo, pero a día de hoy aún existe mucha gente que todavía no hace: cierra los grifos cuando no los estés usando, ya sea lavándote los dientes o fregando los platos.

Otra medida, mucho menos común, pero cada vez más utilizada es el uso de cubos de agua. Consiste en recoger el excedente de agua que no utilizamos mientras esperamos que el agua tenga la temperatura que deseamos. Después, utilizamos ese cubo de agua para regar nuestras plantas o para fregar el suelo.

Por último, se pueden instalar aireadores en los grifos que mezclan el agua con aire, aumentando la presión y disminuyendo la cantidad de agua empleada en tareas cotidianas como lavarnos las manos o la vajilla.

Éste es el siguiente paso que debes realizar si quieres lograr un hogar más sostenible: reducir la cantidad de energía que necesitas de la red eléctrica. Para conseguirlo una opción son la instalación de placas fotovoltaicas, sobre todo en aquellos lugares donde hay muchas horas de sol al día.
Comprueba siempre que cocinas con ollas, cazos y sartenes adaptadas al tamaño del fuego de tu vitrocerámica.
Otro ecotip es utilizar el congelador para los productos imprescindibles y no introducir nunca comida caliente en la nevera.
Recuerda utilizar bombillas de bajo consumo y bajar la potencia de tu tarifa hasta que se adapte a tus necesidades.

Otra buena forma de reducir los consumos es a la hora de emplear los electrodomésticos. Algunos de esos aparatos como los lavavajillas o lavadoras tienen programas ecológicos, más rápidos o a menos temperatura, que de esta forma consumen menos energía.

Por otro lado, es importante que apagues del todo los aparatos eléctricos cuando no estén en uso, porque aunque estén en modo standby consumen energía.

Siempre que puedas utilizar las horas del sol para iluminar tu hogar hazlo, así no tendrás que encender las bombillas y las lámparas de tu casa, ¡disfruta de la luz natural siempre que sea posible!

En el caso de que tengas que utilizar luz artificial usa siempre bombillas LED, ya que son las más eficientes energéticamente.

Podrás ahorrar dinero ya que consumen menos y además tienen una vida útil más larga que el resto de tipos de bombillas (hasta 8 veces más), por lo que te durarán mucho tiempo antes de que tengas que cambiarlas, pudiendo llegar a ahorrar hasta 100€ al año de media. Además, no contienen elementos contaminantes como el mercurio, que sí que se encuentra en otro tipo de bombillas.